BIG: El Bar de After Office (y de Barrio) Que Quito Necesitaba
Un Bar Para la Ciudad y su Ritmo
Quito es una ciudad particular: no es inmensa, pero tampoco pequeña. Tiene un ritmo que a veces se siente pesado, sobre todo al final del día. El clima acompaña esa sensación: las tardes y noches son frescas, incluso frías durante todo el año.
Por eso, un buen bar aquí —especialmente un bar pensado para el after office o como ese bar de confianza del barrio— tiene que entender bien a su público y a su contexto. No es solo un destino final, es un lugar de paso, un refugio breve. Es donde vas después de cerrar la computadora y antes de llegar a casa. No es para una larga noche, sino para un par de tragos, algo para picar… y seguir tu camino.
Y muchas veces, es hasta una estrategia: mejor pasar una hora en un buen bar que atrapado en el tráfico.
After Office… Pero Con Carácter Propio
Ahora bien, en Quito, un bar no puede ser solo after office. No tenemos tan instalada esa cultura; tal vez porque las distancias no son tan largas como en otras ciudades.
Por eso, un buen bar aquí debe ser versátil: funcionar para el que se escapa un rato, para el que decide quedarse más, y para el que llega fuera del horario de oficina. Debe ofrecer siempre un ambiente adecuado: no un bar que extienda la jornada laboral, sino un espacio que celebra ese tiempo después de haber trabajado.
Y más importante aún: un bar que también funcione en días que no son laborales. Un bar con carácter, que puede ser tu parada después de la oficina… pero que existe y vibra por sí mismo, no solo por su horario.
Un Bar Que Nos Une
Porque los bares y restaurantes son mucho más que lugares donde se come y se bebe. Son espacios donde se recogen y crean nuevas historias: los brindis que nos unen, los tragos que compartimos con familia, amigos o recién conocidos.
El acto de socializar alrededor de una barra es uno de esos gestos que nos definen como humanos. Un buen bar es siempre un espacio centrado en las personas y en la comunidad.
¿Qué Debe Tener un Buen After Office en Quito?
Primero, comodidad sin pretensión. Un ambiente donde puedes llegar solo, sentarte en la barra —que para mí siempre será el mejor lugar— y sentirte bienvenido. O donde puedas ir acompañado y tener una conversación relajada, sin ruido excesivo.
La luz es clave. Debe ser tenue, pero no oscura. Esa luz indirecta que suaviza el ambiente, sin hacerlo sombrío. Queremos poder ver nuestra bebida y a quien tenemos al lado, pero sin sentirnos en un escaparate ni en una cueva.
La Comida: Picar… y Satisfacer
La carta de comida debe ofrecer un poco de todo, sin ser extensa. No es una cafetería, pero sí debe permitirte pasar de un piqueo ligero a algo más sustancioso. De lo dulce a lo salado, siempre con calidad y buena materia prima.
La Bebida: Confianza y Sorpresa
Y la bebida… aquí está la magia. Debe darte ganas de pedir tu trago de confianza: puede ser un clásico bien preparado, como un Old Fashioned, o un cóctel de autor que te sorprenda. La persona detrás de la barra debe dominar su oficio: preparar clásicos impecables, servir un trago simple con elegancia, y crear cocteles nuevos.
Debe saber recomendar según tus gustos, entender perfiles de sabores, y guiarte si quieres probar algo distinto. La carta de licores no necesita ser enorme, pero sí bien curada. Y por supuesto, en los tiempos que corren, un bar que se respete debe tener buenas opciones sin alcohol.
Así Encontré BIG: El Bar Que Cumple Todo Esto
En esa búsqueda conocí BIG, un bar en Quito que logra reunir todo esto de forma natural.
Ubicado en la Calle Toledo y Francisco Salazar, BIG tiene ese aire de bar de barrio que tanto se agradece. Abre miércoles y jueves de 17h00 a 00h00, y viernes y sábado hasta la 01h30. Siempre ofrece un espacio íntimo y cálido, ideal tanto para el after office como para una noche relajada.
BIG nace como un proyecto colectivo, donde una de las figuras reconocidas es Sarah Ruiz, quien ya había dejado su huella en la coctelería ecuatoriana al asesorar el premiado bar Juliana de Guayaquil. En BIG, la atención a los detalles y a las personas es lo más importante.
El Espacio: Intimidad y Calidez
El bar ocupa la planta baja de una casa que antes fue un restaurante de autor. Su diseño destila intimidad y calidez. La gran barra central invita a quedarse un rato más, ya sea solo o acompañado. La cocina ofrece pequeños platos para compartir que acompañan perfectamente la experiencia.
El ambiente combina paredes de hormigón visto con mobiliario que evoca la calidez de la casa de un amigo. No es un lugar pretencioso, pero sí cuidadosamente pensado para que te sientas cómodo desde que entras.
La Propuesta Líquida: Artesanal y Cercana
La propuesta de bebidas se basa en preparaciones propias: macerados, tónicos y bitters hechos con ingredientes locales, lo que le da un carácter único y cercano. Todo está pensado para que disfrutes tanto de un clásico bien ejecutado como de un cóctel de autor que te sorprenda.
Aquí, quien está detrás de la barra domina su oficio y sabe recomendarte algo nuevo según tus gustos. Cada visita se siente personal y bien cuidada.
Mi Experiencia en BIG
Puedo dar fe de ello. Aquella noche probé dos cócteles: un Penicillin y un Old Fashioned, ambos preparados con precisión, balanceados y servidos como uno espera cuando se sienta en una buena barra.
Y para acompañarlos, pedí una smash burguer espectacular: pan brioche, queso, y un toque especial de tuétano en la mezcla de carne que la llevó a otro nivel. Satisfactoria, sin complicaciones, pero con esa atención a la calidad que marca la diferencia.
Un Bar Que Te Hace Sentir Parte
BIG mantiene esa esencia: es un bar centrado en las personas, la hospitalidad y las buenas historias. Un espacio que cumple con lo que uno busca: sentirse parte de una pequeña comunidad, desconectar del día, y salir un poco mejor de lo que llegaste.
Exactamente lo que uno espera encontrar en un buen after office… o en ese bar de barrio que siempre soñamos tener cerca
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